Cala Estreta es una pequeña e íntima cala de la Costa Brava de Girona, de difícil acceso, dedicada al naturismo y que, a pesar de medir menos de cien metros de longitud, se encuentra entre las calas preferidas por muchos bañistas, por su intimidad y por sus aguas cristalinas, por lo que su grado de ocupación suele ser alto a pesar de ser difícil de encontrar.
Su arena es gruesa y dorada y lo espectacular de sus aguas, profundas y cristalinas la convierten en un espacio ideal para la práctica del snorkel o del fondeo, de hecho es habitual ver embarcaciones en sus alrededores, ya que es más cómodo el acceso por mar que por tierra.
En Cala Estreta la practica del nudismo es habitual, aunque no obligatorio, así que prácticamente podemos considerarla una playa mixta. Por supuesto no hay alquileres ni de hamacas, sombrillas o náuticos, tampoco tiene paseo marítimo o chiringuito; el único edificio que hay en la playa es un antiguo refugio de pescadores, una “botiga†documentada desde el año 1.531 que pertenecía entonces a un pescador llamado Bernat Simon, actualmente rehabilitada por el Ayuntamiento para servir de edificio polivalente.
Cala Estreta es una playa aislada cuyo encanto es precisamente permanecer en estado virgen, rodeada de frondosos pinares y casi oculta a los ojos del que no sepa cómo localizarla; no hay aparcamiento, ni duchas ni aseos ni ninguna de las comodidades de las playas típicas turísticas y sin embargo es una de las preferidas por usuarios de webs de turismo.
Aunque está cerca de Palamós, llegar hasta Cala Estreta supone una caminata de unos 25 minutos, algo menos desde Platja d’Aro. Lo mejor es dejar el coche en el aparcamiento de Platja Castell, y seguir el camino que arranca desde allí, un sendero vallado, que atraviesa el pinar hasta llegar a Cala Estreta.
Marga G.-Chas Ocaña